Tentación

Estaba al pie de su puerta cuando empecé a arrepentirme, sabía que algo iría mal, mi intuición me lo decía, lo escuchaba tanto como si de una grabación rayada se tratara, pero no me importo. Toque el timbre y en menos de tres segundos Gabriel abrió la puerta. Una sonrisa genuina apareció en sus labios.

-estas aquí- dijo el

-tienes mucha suerte- respondí, Gabriel mi hizo pasar antes de él y el aroma familiar de su casa me inundo.

-por favor ¿te parece si subimos a mi habitación?-mascullo Gabriel, tenia tantos deseos de estar sola con él, quería besarlo justo ahora y desaparecer. Y si, quería subir a su habitación

-¿tengo otra opción?- respondí yo, sorprendiéndome a mi misma por la firmeza de mi voz. Subí rápidamente la escalera y ambos nos dirigimos a su habitación

-¿y ahora qué?-masculle yo, cuando entre a su habitación.

-no lo había pensado, la verdad no creía que vinieras. Me has tomado por sorpresa

-¿Qué se puede decir? Soy un misterio

-cierto

-y…- dije yo, la situación era muy incómoda, quería ir al grano, pero quería quedarme con él en todo momento. El era un humano y yo una vampiresa, se suponía que debería sentir ganas de saborear su sangre y matarlo, pero en lugar de eso sentía tanto amor puro y deseo que hasta yo misma me asustaba. Gabriel me tomo por sorpresa, se acerco a mí, y tomo mis manos.

-Amanda… Perdóname, fui un patán de porquería y no sabes cómo me arrepiento por todas las cosas horribles que te dije, pero es que estaba tan confundido, tú eres la primera persona que me hace sentir así de… completo, pensé que no te merecía y lo mejor para ti  era alejarte de mí. Pero soy un egoísta y no puedo dejar de pensar en ti en todo momento, te necesito y no soporto verte y saber que no eres mía.- ¿Qué se suponía que debía decir ante eso? No lo sabía. El había dicho que conmigo se sentía completo, recode que así me había sentido yo el día de la fiesta, cuando baile con él. Solo había dos palabras que expresaban lo que yo sentía, así que las dije:

-Te amo.- el me miro a los ojos y se acerco lentamente a mí. Me beso con dulzura durante unos minutos, la sensación de estar con él me llenaba tanto. Lo lleve hasta la cama y lo empecé a besar con mas fuerza y desesperación, lo añoraba y quería que fuera solo mío. Entonces mire la vena en su cuello, sentí su corazón latiendo y mis colmillos empezaron a expandirse, me acerque a su cuello y lo mordí.  La dulce sangre se extendió en mi boca cuando note lo que estaba haciendo. 

Había mordido a Gabriel, el lo sabía, sabía que era un vampiro, me aparte de él y me quite la sangre de los labios.

-Gabriel yo…- no sabía que decir, cielos lo había arruinado por completo.

-¿Qué demonios eres?- mascullo él, estaba asustado y asqueado

- Te puedo explicar, lo juro

-¿sabes que puedo decir que eres un mounstro?

-¿Qué? No, no soy un mounstro solo que…

-vete Amanda. – todo la expresión de chico dulce y enamorado que había tenido solo hace un momento desapareció dejando puro odio. Así que lo hice, me marche de ahí lo más rápido que pude y trate de no llorar.

  No derrame ni una sola lágrima. Camine rápidamente y llegue hasta mi hogar, Alex estaba afuera esperándome.

- dime por favor que no hiciste nada tonto

-lo mordí. - ¿Yo había dicho eso?

-no puedes decir nada Amanda.- eso fue lo único que dijo Alex, pensé que me daría un sermón o algo parecido, pero no lo hizo.  Esa era una de las mayores diferencias entre Gabriel y Alex. Gabriel decía que me quería, pero siempre me apartaba con palabras hirientes, por mi bien, eso creo, pero aun así, sus palabras me lastiman. Alex era un cretino la mayoría del tiempo, pero el siempre me apoyaba.

-lo sé- respondí y entre a la casa pasando de él. Fui a mi habitación y me recosté en la cama ¿en verdad había mordido a Gabriel? Qué locura. Alex entro a la habitación y se sentó junto a mí.

-¿ahora qué?

-necesitamos una historia, nadie puede saber que mordiste a un humano, te matarían, en serio lo harían.

-¿Qué les puedo decir?

-di que fuiste con Sookie un rato, que te encontraste con su hermano y charlaron, después te fuiste, sentiste sed y cazaste un oso.

-¿Por qué?

-por qué apestas a ese humano y también a sangre. Así que dúchate, eso no hará que se te quite el olor a humano pero lo disimulara un poco, te traeré sangre de oso para que no huelas a sangre humana. Ahora dúchate. Tienes suerte de que solo yo este aquí- hice lo que dijo y me puse ropa limpia, me cepille los dientes, me puse mucho perfume y tome la sangre de oso.

-Alex, gracias por apoyarme, no merezco tu ayuda-era la verdad, siempre había sido cruel con él. No lo merecía.

-que sea la última vez que haces algo así.

-lo será. Tengo curiosidad sobre algo…

-dime

-¿Qué capacidades tienen los chicos?

-mmm… si miras a Paula y ella quiere lastimarte, puede hacerte arder- ¿Qué? ¿Arder?

-¿Cómo?-dije yo, estaba confundida.

-sí, primero hace que te suba la temperatura y después, blof, te enciendes.

-es decir ¿te quemas? ¿Con fuego y toda la cosa?

-sip

-¿Qué más?

-Diana se mete en tu mente y puede hacer que tú realices lo que ella desee.

-¿te controla?

-sí, pero solo si la miras a los ojos y si ella desea causarte daño

-¿Y Julie?

-Julie ve el aura, es decir percibe si la gente es malvada o buena y en cierta forma te lee el pensamiento. 

-¿Ángel?

-El crea un escudo invisible que te protege, de humanos y vampiros.

-¿Heath?

-puede levantar o mover objetos con la mirada. Toda clase de objetos

-Alex ¿tú qué haces?

-controlo el tiempo, más que nada muchas veces dependiendo de mis emociones, intento no controlarlo, pero aveces es inevitable.- comparado con los enormes poderes de estos vampiros, lo que yo hacía era un truco barato de magia.

Aun tenía mucho que aprender de vampiros, de cómo controlarme y sobre todo, de no morder humanos.