Propuesta

Todos estábamos ahí. Tal y como lo habíamos prometido, la verdad  no me encantaba la idea de dar vueltas por la ciudad como si alguna vez fuéramos humanos otra vez. Y más con los nuevos vampiros, parecían guays  pero aun así  había algo en ellos que no me cuadraba. Tal vez solo estaba siendo paranoica, como aquella vez en la que pensé que un duende habitaba mi casa y  él era el causante de que el control remoto de la televisión  no apareciera. O  era realmente por cómo me sentía con todos los vampiros más experimentados en todos los sentidos. Yo era la novata, la tontita que no sabía nada de nada y que hacía que todos se  sintieran  incómodos. Un parasito, una distracción. Genial, amo mi papel en la sociedad, mi papel de payaso.

Estos vampiros decían que eran buenos y realmente lo parecían, tenían buena vibra y siempre sonreían. Los chicos se estaban marchando, ellos irían al zoológico, querían visitar los murciélagos y averiguar si ellos podían volar, era una completa estupidez, pero es su vida ¿no? Nosotras íbamos a la librería. Paula llevaba su coche, era de lo más femenino. Un Audi descapotable, pero a diferencia de los demás este era rosa y con asientos de piel blancos.

-Paula tienes un auto bastante… interesante-dijo Gina. Supuse que le parecía una exageración de vehículo, la verdad el auto estaba demasiado recargado, estaba lleno de estampas en las que se leía “Barbie Girl”  y cosas de ese estilo.

-lo sé ¿envidia?- contesto Paula. Al parecer se sentía orgullosa de ser la dueña de ese auto tan “especial”

-como tu digas-contesto Gina. Se notaba un poco incomoda, igual que yo, pero al menos encajaba con todas esas vampiresas hermosas, yo no. A mí no me gusta demostrar inseguridad así que espero dar la imagen de chica con seguridad extrema.

-bueno chicas, suban al auto que… ¡vamos directo a la librería!

En la parte delantera, Paula estaba al volante y de copiloto se encontraba Nesa.

Las demás estábamos atrás (obviamente). Paula conducía como una maniática loca, íbamos a 200 kilómetros por hora en una ciudad llena de autos,  rebasaba uno o dos autos cada a segundo. Llegamos mas rápido de lo que canta un gallo. Baje del auto un poco aliviada de sobrevir a tan terrible experiencia (tal vez exagero un poquito)

Nos encontrábamos en la entrada de la librería. No podía creer lo fascinante que me parecía. Era como si cada libro tuviera su propio olor. Casi podía saber de que trataría cada libro con tan solo mirarlo, era una sensación nueva e intrigante. Voltee a para mirar las reacciones de las demás. Gina parecía fascinada. Tenía una expresión en la cara que denotaba alegría y le brillaban los ojos. Meg estaba seria, no parecía aburrida, solo un poco pensativa. Nesa estaba viendo las uñas de sus manos, tal vez verificaba que su barniz de uñas combinara con su atuendo. Diana estaba mirando algunos títulos de libros pero no parecía emocionada. Juliette observaba a un chico que al parecer trabajaba en la librería y el chico la miraba a ella. Y por ultimo Paula estaba bostezando.

Entre a el pasillo de literatura universal y empecé a mirar algunos títulos que parecían bastante interesantes. Alguien estaba detrás de mí, podía notarlo, me di la media vuelta y la mire. Era Diana. Sus enormes ojos me miraban fijamente. Era una mirada espeluznante. Pero tenía una cálida sonrisa que iluminaba todo su rostro.

-me has asustado-dije yo.

-lo siento, no era mi intención

-Ya

-estaba mirando los libros, pero entonces te vi y quise ver que comprarías

-oh. Bueno aun no me decido por algún título, todos parecen buenos.

-Amanda, sé que es algo atrevido de mi parte decirlo, pero te pareces más a mi familia que la familia de Will.- Era cierto, lo que dijo era atrevido, en primer lugar ¿a ella qué diablos le importaba mi vida?  Y en segundo lugar yo amaba a cada uno de mis hermanos desde la dulce Meg hasta el solitario Adam. No entendía a que quería llegar.

-no te comprendo.

-Ellos no te explicaron muchas cosas

-ya se “muchas cosas” no necesito saber más- masculle enojada. Diana me agradaba y el tono de su voz parecía amable, pero yo estaba cabreada. No me gustaba que criticaran a mi familia. Y tampoco quería que me recordaran que papel  tenía yo, como dije anteriormente, la novata.

-Amanda…

-no me llames así- le espete bruscamente.

-perdón, no sabía que te molestara, pareces irritada.

-lo estoy

-si tu quieres me puedo ir. Solo quiero que sepas que no todo es tan simple.

-una vez más no logro entenderte

-hay dos clases de vampiros ¿lo sabías?

-en realidad no me importa en lo absoluto. Sé que bebemos sangre y que las estacas no nos matan, eso es suficiente para mí.

-claro, pero es importante que sepas las clases.

-ilumíname- dije yo, me quería ir ya, podía ir con Meg y librarme de esta chica.

-Bueno como lo dije antes hay dos clases de vampiros. En primer lugar está el vampiro común. Ya sabes el que chupa sangre y tiene capacidades como buena visión, sentido del olfato desarrollado y velocidad. Luego están los vampiros puros

-¿Quiénes son esos?- me di cuenta de que en serio no sabía nada de los vampiros, no estaba al tanto de  lo que me podía matar y todo eso.

-por ejemplo, nosotros.

-¿nosotros?

-mi familia y tu

-¿yo que tengo que ver?- musite yo. Estaba un poco más calmada, Diana solo quería ayudarme. Ella era una linda chica. Y yo tengo un carácter muy pasional así que no fue difícil perder los estribos.

-Los vampiros puros, somos lo que posemos una capacidad aparte de las  características que poseen los vampiros comunes. Los vampiros de tu familia son comunes pero tú puedes ver el futuro  a partir de sueños o visiones y predecir cosas importantes. Mi familia y yo también tenemos poderes de esa magnitud.

-¿Cuál es tu punto?

-que hay un millón de cosas que tú no sabes y estoy segura de que mis hermanos y yo podemos enseñártelas

-¿estás diciendo que abandone a mi familia y me una a ustedes?

-No. Estoy diciendo que nosotros te vamos a brindar ayuda. Escucha se que tus hermanos son un poco… amm… conservadores. A ellos no les parece que veas el humano que te gusta- Dios mío, ya estaba harta de este asunto. Todo el universo sabía que quería a Gabriel.  Sería mejor que lo dejara de mirar y de querer.

-¡no puedo creerlo, todo el mundo sabe que Gabriel me gusta! ¡¿Que es tan obvio?!

-un poco la verdad. Pero a mi familia no le importa eso. El amor es el amor y que sea humano sale sobrando.  

-es cierto- me conforto saber que alguien me comprendía, era un alivio saber que no estaba sola.

-y si quieres podemos ir a visitar a tu familia y amigos, ya sabes para que veas como están. Sé que los debes de extrañar.- Vale, esto ya era raro. Considerando bien el asunto ¿Cómo sabia Diana que yo tenía “poderes” y aparte que extrañaba a mi familia? No era una trampa por qué sabía que Diana decía todo con sinceridad, pero este asunto era muy estremecedor.  

-lo considerare-musite yo. Esperaba que ese “lo consideraré” sonara convincente.

-genial.- dijo Diana, parecía emocionada.

-¡Amy, Dian! Los chicos regresaron, han traído un montón de cachivaches, a mi André me dio un peluche enorme, vengan a ver que les trajeron a ustedes.-grito Meg. Genial, esta era mi oportunidad de escapar.

Resultaba que los chicos habían traído toda clase de recuerdos: vasos en formas de animales, gorras, peluches de murciélagos y leones, playeras y fotos.  Nos contaron su recorrido por el zoológico  y sus aventuras alocadas.

Nosotras no les habíamos comprado nada. De hecho solo Gina compro libros. Suertuda. Yo no tuve tiempo para comprar, ya que la charla con Diana había sido larga.

Y  ahora  tenía un dilema en la cabeza. No sabía cómo tomar lo que me había propuesto Diana. Era muy tentador, pero tal vez era un engaño o una trampa. Malditas decisiones, las odiaba.

Entonces ¿les hablaría a mis hermanos de la propuesta de Diana o no?