El beso

¿Real o sueño? ¿En verdad mordí a Gabriel? ¿En verdad Alex me ayudo? Dudas como esas me nublaban cada pensamiento y no me permitían hacer nada. Pero sabia qué todo había sido real, entonces ¿Por qué no quería admitirlo?

Me vestí rápidamente y me encamine a mi escuela. Estaba sola,  se me había hecho tarde y tenía mucho miedo. ¿Qué tal si Gabriel decía algo? No me quería imaginar lo que me pasaría a mí y a Alex.

Llegue al colegio en poco tiempo y un nudo se formo en mi estomago. Note que el cielo estaba nublado y pálido. Anunciaba una tormenta. Entre e inmediatamente vi a Gabriel, el aparto la vista y siguió su camino.  Muy bien, su asco en su mirada me dolía, pero me sentía aliviada, ahora que presentía que en efecto, no había dicho nada. Por ahora…

Al menos contaba con la ventaja de que hoy era viernes. Tendría todo un fin de semana tranquilo sin Gabriel.

Fui rápidamente al salón de clases, procure no mirar a nadie ni llamar la atención.  Entre al aula y note la presencia de Julie. No parecía enfadada, ni con ganas de asesinarme, así que me permití relajarme

-hola ¿Qué hay de nuevo?- masculle yo, un poco temerosa, sabía que Julie no tenía una capacidad como la de Pau o Dian, pero aun así, Julie me intimidaba. Y aun era muy joven para morir teniendo en cuenta de que soy un vampiro.

-am ¿nuevo? Nada, nada- respondió Julie con nerviosismo. De acuerdo, ese comportamiento era bastante raro.

-¿estás nerviosa?

-¿nerviosa yo? Pff ¡Qué va! Mira, el maestro esta aquí.- dijo ella aliviada, fui con mala gana a mi puesto. ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¿Por qué Julie estaba tan nerviosa?

Decidí no darle vueltas al asunto y por una vez concentrarme en clases, por que con todos estos líos mis calificaciones no eran las mejores. Yo siempre había sido aplicada, en mi vida como humana tenia notas excelentes sin necesidad de ser una esclava del estudio, pero claro mi vida humana no era nada complicada en comparación con mi vida nueva.

La clase termino y me aventure a preguntarle a Julie por que actuaba así. La busque en el aula, pero no estaba ahí. Salí del salón de clases y la vi en el pasillo charlando con Paula. Camine hacia ellas y las mire

-Paula, Julie está actuando muy extraño ¿sabes por qué?

-¿Qué si lo sé? ¡Pues claro que lo sé! Yo y toda la escuela ¿tú no lo sabes?- ¿de qué me perdí?

-Paula cállate, Amy no puede saber nada- replico Julie. No entendía nada y estaba sumamente irritada.

-¿Por qué no? Ella tiene derecho a saberlo, después de todo es su humano-  respondió Paula cruzando los brazos ¿Mi qué? ¿Mi humano? ¿Gabriel?

-¿Qué le ocurrió?

-nada Amy, tranquila- Mascullo Julie. Yo no podía estar tranquila ¿Qué le había ocurrido a mi Gabriel? Es decir yo lo había visto hoy mismo. Si algo le pasaba yo me moriría. Gabriel era una parte muy importante de mí. Tenía que hacer algo…

-Paula dime que ocurre. Ya- Dije yo, pues sabía que Julie no iba a decir nada

-Es Alex, quiere… darle una lección.

-Alex- dije yo, claro Alex y sus patéticos intentos de llamar la atención.

-si Alex, Amanda no es complicado decirlo… - me di la vuelta antes de que Paula terminara de hablar. Tenía que encontrar a Alex y detenerlo ¿Qué pretendía hacer él? No estaba en la escuela, lo sabía. Salí al aparcamento hecha una furia y lo mire. El estaba de espaldas, así que no me vio. Avance decidida y le toque el brazo. El volteo y se encontró con mi mirada.

-hola hermosa ¿Qué haces aquí afuera con esta tormenta?- cierto, el viento soplaba fuerte y empezaba a chispear. No me importo y tampoco me importaron sus dulces palabras, es más, me parecían grotescas e hipócritas.

-¿Tu cabeza funciona bien?-Dije yo. Alce mucho la voz y definitivamente soné furiosa. Bien.

-¿Disculpa?- respondió él, no parecía molesto, solo sorprendido. Me irritó que no se enfadara.

-mira, ya sé que estás loco por mí, y no me interesa ni tampoco me importan tus estúpidos celos, no quiero que toques a Gabriel ¿lo escuchaste? Eso que dices tú de “darle una lección” es patético ¿de acuerdo? Supéralo, lo quiero y la verdad daría todo por él, pero por ti no daría ni un centavo. – mis palabras sonaron más duras de lo que pretendí y después de decirlas me arrepentí. La cara de Alex era una mueca de dolor.

-Amanda ¿De qué demonios hablas?

-no seas tonto, tu sabes de lo que hablo. Quieres hacerle daño a Gabriel y no lo voy a permitir ¿me escuchaste?- su expresión cambio, ahora me miraba con furia. Se escucho un estruendo en el cielo y la lluvia empezó a caer más fuerte. Era obvio que él estaba controlando el tiempo, o más bien los sentimientos de Alex lo hacían.

-de acuerdo, estas afectada, disculpa pero yo no estoy loco ni por ti, ni por nadie ¿escuchas? Y tampoco me interesa el humano ese, así que vete ya, y déjate de niñerías- El también alzo la voz y mucho, en sus ojos helados había irritación y rabia.

-no seas idiota, Paula me dijo que le querías dar una lección, se maduro y afróntalo.

-no, entiéndelo tú, a mi Gabriel no me importa yo no he dicho nada y  lo más sorprendente aquí es que le creyeras a Paula. Pensé que me querías Amanda. Pero ahora me doy cuenta de que solo eres una niñita inmadura que no sabe lo que quiere- me miro con repulsión.

-no es así, eres un idiota Alex, no te quiero al contrario.

-¿al contario qué?- mascullo mientras se acercaba a mí. Tomo mis muñecas con fuerza y me miro. En su mirada también había pasión, al igual que en la mía.

-eres un imbécil- musite yo, gritándole. En este punto ambos estábamos empapados y furiosos. Sentía fuego dentro de mí, y por raro que resulte una conexión con Alex. Le quería. Y no sabía como había podido creer que él pudiera hacerle daño Gabriel. Alex no era tan idiota, pero aun así, estaba enfadada y mucho.

-¿y que mas?- dijo él, mirándome.

-y te odio- me acerque más a su cara. Tenía una mezcla de emociones en mi ser que quemaba. ¿Lo odiaba? Si. Y quería besarlo.

-¿eso es todo?- mascullo Alex, acercándose a mi cara y a mi boca. Aflojo la presión en mis muñecas y entrelazo sus manos con las mías.

-sí.- dije yo, el asintió con la cabeza y me beso con fuerza en los labios.

Le correspondí el beso, y le entregue todo mi ser, sentí una conexión que jamás había sentido con nadie más. Desplace una mano hacia su cuello y pase la otra mano por sus sedosos cabellos.

No es posible que en un día tan lluvioso y gris salga el sol y el cielo se torne azul con un enrome arcoíris y nubes blancas y esponjosas. Sin embargo, para mí este día resulto lleno de sol y luz.