Batalla

Me restregué los ojos por tercera vez solo para asegurarme si mis ojos me engañaban.

No era así, Meg y André si se besaban ¿Cómo era eso posible? Es decir, Meg siempre decía que no quería de esa manera a André. ¿Qué cambio?

No me atreví a acercarme a ellos y mirarlos a los ojos, pero pronto les diría a ambos que los había visto. Regrese resignadamente al aula. Tenía un nudo en el estomago que me estorbaba. No podía más con esta vida de misterios y secretos. Pensé en escarpar e ir a casa, podía ocultarle a mama mi secreto y a ella le encantaría verme .Al final deseche esa idea, todos me daban por muerta y no tenía ninguna historia preparada. El timbre sonó llevándome a la realidad. Salí del aula y me encamine a la cafetería. Alguien me seguía, voltee en guardia para ver quién era y descubrí la cálida sonrisa de Sookie.

-¡Hey! ¿Qué te ocurrió? Estos últimos días has desaparecido de la faz de la tierra.- mascullo ella, después de ver a Meg y André, no me apetecía hablar con nadie, ni siquiera con la animada Sookie.

-mmm… algo así- dije yo, un poco desanimada.

-me alegra tenerte de nuevo, sabes Gabriel anda muy raro estos últimos días, parece…- Sookie trataba de hacer un esfuerzo para encontrar la palabra correcta, así que la ayude:

-tonto

-jajajaja, no, más bien… deprimido. – me encogí de hombros. Gabriel no tenía razones para actuar así, la deprimida debería ser yo.

-¿Qué ocurre? Te noto extraña

-prefiero no hablar ahora- musite. Sookie me miro con el seño fruncido y después sonrió.

-vale, te dejo, cuídate mucho. Por cierto, te ves genial.- Las comisuras de mis labios se levantaron un poco. Quería agradecerle a Sookie por su comentario, pero ella ya no estaba. Me encamine a enfrentar a Meg y André.  Los encontré en una mesa junto con el resto de mis hermanos.

-hola-dije yo.

-que hay- mascullaron todos con sincronía.

-adivinen que he estado leyendo. Un libro en el que la protagonista niega sus sentimientos a un pobre chico, esta chica les dice a todos sus amigos que no quiere al chico en cuestión, pero al final una de las mejores amigas de la chica los encuentra besándose ¿les suena la historia? ¿No? Meg ¿conoces la historia?- Meg y André intercambiaron una mirada de complicidad y me observaron

-no, no conozco la historia. – dijo ella, bajando la mirada.

-¿segura?

-ella no sabe de lo que hablas Amy- respondió André. Enarque las cejas. Obviamente eran cómplices.

-saben que puedo decirlo chicos-dije yo

-por favor Amy, no-dijo Meg.

-¿Por qué no me lo contaste?

-es…complicado, yo no lo sabía lo que sentía, pero después comprendí mi error

-terminaran sabiéndolo todos ¿los sabes?- ambas sabíamos que al decir “todos” yo me refería a mis hermanos.

-sí, se los diré hoy, lo prometo- después de que Meg terminara de hablar me retire sin decir nada. Fui hacia la mesa de Ángel

-hola

-¿te encuentras bien? – mascullo él. Me sentí tentada a decirle: No, me siento horrible y quiero morir justo ahora. Pero en vez de eso dije:

-¿Por qué no habría de estarlo?

-quizás por qué… nada- mascullo él, antes de encogerse de hombros. Quería escapar de este mundo y concentrarme en todos menos en mí así que masculle:

-chicos, ustedes tienen… poderes ¿No es así?

-¿poderes? No, ¿capacidades especiales? Si – dijo Heath

-bueno, sí pero ¿Qué nos hace tener poderes? quiero decir “capacidades especiales”

-Nadie lo sabe en realidad, antes teníamos la teoría de que tal vez en nuestra vida humana teníamos un sexto sentido y al ser convertidos se intensifico mas, pero al final se desecho esa teoría, puesto que algunos vampiros con poderes extraordinarios dicen que en su vida humana no tenían capacidades especiales.

-mmm… ¿ustedes que capacidades tienen?- dije yo, intrigada. En ese momento la campana sonó.

-diablos, te lo diremos después ¿vale?

-vale-

Al final nadie menciono nada de ese asunto después. Ni siquiera yo, estaba muy ocupada arreglándome para mi cita con Gabriel, estaba a punto de salir de mi nueva casa, cuando Alex me detuvo

-Hey ¿A dónde vas?

-por ahí

-¿A dónde?

-ya te lo dije, por ahí

-¿vas con el humano?

-se llama Gabriel, y no, no voy con el

-¿Por qué me mientes? Amy, sé a dónde vas y si lo prefieres a él antes que a mí, me parece bien si eso te hace feliz, aunque a mí me duela, vete con quien desees, pero no me mientas. –sus palabras me destrozaron y me sentí malvada por jugar con dos personas al mismo tiempo, pero era algo que no podía controlar, yo deseaba que la lucha “corazón Vs cerebro”  terminara, pero simplemente no podía parar.

-está bien, es cierto, voy con el.- Alex me miro. Yo trate de repasar cada detalle de su ser, sus suaves piernas, su torso trabajado y compacto, sus brazos musculosos, pero sin llegar a ser  toscos. La forma de sus labios rosados, sus bellos ojos con una expresión desdichada y un par de pestañas que cualquier chica desearía. Era tan hermoso…

-te quiero- solté yo, sin pensarlo, el me miro y sus ojos brillaron, tomo mi cara entre sus suaves y níveas manos y sonrió dulcemente antes de decir:

-yo también- Quería quedarme con el, pero no podía: Gabriel me esperaba. Así que rompí este momento mágico y me marche con Gabriel, el humano, el mortal.

Corazón 1- Cerebro 0