El final del comienzo

Desperté muy temprano. Hoy iba a ser “el día” lo sospechaba, en cierto modo yo sabía que hoy, iba a pasar algo especial. Siempre me habían dicho que yo podía percibir los hechos, y era algo realmente cierto.

Y asustaba. Por ejemplo, una vez a la corta edad de cinco años, predije un incendio, nadie me creyó, hasta que el bosque que estaba en las afueras de la ciudad se incendio.

Hoy mis sentidos me gritaban que pasaría algo especial. Aun hací no sabía si era algo bueno o malo, ya que en mi estomago se había formado un nudo, que no me permitía respirar de forma adecuada. Pesé a eso, yo no dejaría que eso arruinara mi día. Por que hoy, yo cumplía años. Y eso me encantaba, siempre eh pensado que los cumpleaños son muy especiales, que significan que has atravesado otro año, de tropiezos y de alegrías, que has madurado y que finalmente, has atravesado otra etapa de tu vida. Además de recibir regalos y poder comer pastel, sin culpa.

Me levante con mucho ánimo de mi cálida cama y fui directo al baño a mirar mi aspecto. Siempre era sorprenderte, saber que ya eras un año mayor, pero que aun hací, no has cambiando. Abrí la llave del agua, y me lave mi cara mientras sentía toda lo energía y fluidez del liquido en mi piel.

Me quite la piyama y me vestí, con un conjunto sencillo.

Yo ya tenía todo listo, baje las escaleras, que siempre chirreaban y Salí.

Mi madre, ya me esperaba en el auto, hoy en lugar de ir a mi escuela, ella y yo saldríamos de excursión al bosque. Me subí a la camioneta y mire a mi madre.

-¿lista?- pregunto mama. Era sorprendente como ella y yo éramos tan diferentes, teníamos un físico notoriamente opuesto. Pero, ella y yo teníamos la misma mirada. Todos decían que era una mirada intensa, y que proyectaba nuestras emociones.

-Si- dije yo mientras sintonizaba una estación de radio que me convenciera. Hoy era viernes, eso era una ventaja. Por que como este era un viaje muy largo, llegaríamos a dormir, y tendríamos todo el fin de semana para nosotras dos. Encontré una canción que me gusto y deje que el sonido de la música inundara la camioneta. Y aspire el olor del auto. Cacao y ozono.

Me quede dormida al instante. Y soñé, fue un mal sueño. Yo me encontraba en una cabaña, que era preciosa, tenía una chimenea grande, en el que el fuego, centellaba con ánimo. Olía a fresno, y había una sola ventana. cuando de pronto alguien llamo a la puerta, camine lentamente hacia la puerta, y con inseguridad la abrí, un hombre joven y guapo estaba detrás, tenía el cabello rubio, y despeinado, vestía sencillo, su piel era nívea, y era muy atractivo, el me esperaba, lanzo una sonrisa, y me mordió el cuello.

Desperté atemorizada

-¿Qué ocurrió? Estabas sudando – musito mi mama, preocupada, pues unas líneas se le formaron en la frente, la mire sorprendida

-Tube una pesadilla- conteste yo, que me sentía un poco mareada y con sed, también sentía un dolor en el cuello.

-No, hija fue más que eso, parecías en trance, pensé que estabas desmayada

-no fue así- respondí al instante. Mi mama, señalo unas cabañas en medio del paisaje, que era hermoso, todo era verde, olía a madera, y humedad. Me quede contemplando todo por un minuto.

-llegamos- mascullo mi mama.

Nunca pensé dormir tanto, y soñar tan poco, aunque en realidad mi madre tenía razón, ese no era un sueño común, yo no lo sentí hací. Cuando yo soñaba, me sentía segura, como si flotara en el agua, pero esta vez, fue diferente, sentía que no podía escapar.

Pensar en eso, hizo que mis pies no se movieran, y por lo consiguiente, que yo no saliera de la camioneta. Tome una chamarra gruesa, y me la puse sobre los hombros, mi mama salió del vehiculo, y yo puse todo mi esfuerzo por seguirla.

Caminamos en silencio unos pocos minutos, hasta llegar a una cabaña pequeña, que se abrió con facilidad.

Por dentro era simple, tenía una chimenea grande, un pequeño tocador y dos camas. Pero curiosamente, era idéntica a la cabaña que había soñado. Eso hizo que mi piel se erizara.

Deposite mis maletas sobre una de las camas

-Amanda, regreso en un minuto, voy por café y un emparedado- mascullo mi mama

-sí, tráeme un vaso de agua – dije yo, mientras, me acostaba sobre una cama, mi mama me miro enojada

-¿por?- típico los padres, siempre pensando en la educación de sus hijos

-por favor- ella asintió con la cabeza y se fue. Me recosté en la cama, y saque el Mp3 de mi chamarra, puse la música a todo volumen y empecé a cantar

Alguien toco a la puerta, supuse que fue mi mama, aunque era extraño que ella no tuviera llave .Me levante de la cama y abrí la puerta.

Justo ahí estaba el hombre con el que había soñado. Me quede petrificada, no sabía si fue por el impacto que me produjo verlo, o si fue por su belleza segadora. El me miro y lanzo esa sonrisa que sabía que haría. Lo mire a los ojos. El tomo mi cuello, y yo intente apartarlo con toda mi fuerza. Pero no fue suficiente, me quede sin aire. Seguro que esto también era un sueño, por dios ¡los vampiros no existen! Solo son cuentos para asustar a los niños, pero aun hací, el hombre (que en realidad parecía de me edad) saco unos colmillos grandes y los hundió sobre mi cuello.

(el comienzo de la historia es poco interesante, pero el proximo capitulo ¡los va a sorprender!)